Regresé de vacaciones hace una semana, lista para actualizar blogs, seguir con el tercer capítulo de mi tesis y claro, comenzar la dieta y hacer ejercicio, como cada que regreso de vacaciones, y desgraciadamente, como cada lunes.
Con mi café mañanero en mano y los anteojos que no usé durante diez días de sol y playa me dispuse a checar mi mail, facebook, hi5 y dos o tres diarios online, la rutina de siempre.
Cuál fue mi sorpresa al ver que mi antigua compañera de piso, que por motivos de privacidad llamaré “Lara”, me envió un comentario que por la forma en la que interactuó conmigo durante año y medio y para sus flemáticos estándares que equivocadamente, primero atribuí a su cultura inglesa, podría calificar de cursi y ridículo. Sin embargo, si se hubiese tratado de cualquier otra amiga, lo hubiera visto completamente normal.
Con mi café mañanero en mano y los anteojos que no usé durante diez días de sol y playa me dispuse a checar mi mail, facebook, hi5 y dos o tres diarios online, la rutina de siempre.
Cuál fue mi sorpresa al ver que mi antigua compañera de piso, que por motivos de privacidad llamaré “Lara”, me envió un comentario que por la forma en la que interactuó conmigo durante año y medio y para sus flemáticos estándares que equivocadamente, primero atribuí a su cultura inglesa, podría calificar de cursi y ridículo. Sin embargo, si se hubiese tratado de cualquier otra amiga, lo hubiera visto completamente normal.
Distante
Lara me preguntaba por mi nueva vida fuera de Londres, me decía que me extrañaba mucho y que esperaba que nos viéramos pronto cuando la fuera a visitar. Se me encogió el corazón y decidí responderle después, cuando realmente pudiera organizar algo para vernos. Me imaginé que se sentiría un poco sola después de haber dejado el piso que compartimos y creí que a pesar de nuestras diferencias podríamos tomarnos un café de vez en cuando y hablar de nuestros recuerdos en el piso de Wandsworth.
Lara siempre se mantuvo a raya. De los cuatro que compartíamos la casa ella fue la que menos se integró al grupo de “housemates relajados”, tal como indicaba el anuncio de Gumtree cuando me dispuse a buscar donde vivir en Londres.
Al llegar del trabajo, si estaba de mal humor o había tenido un día pesado, simplemente iba directamente a su cuarto, azotaba la puerta y no sabíamos más de ella por uno o dos días enteros. Me compartió dos o tres problemas que alguna vez tuvo en el trabajo y nunca me habló de su relación con “Charles” (también con nombre inventado), su novio francés que también compartió el piso por esa temporada y que ahora es un buen amigo mío.
Sin ella
La historia de Lara y Charles es un tanto escabrosa y está matizada con algunos desencuentros y traiciones. Al principio parecían quererse mucho y tener un futuro en Inglaterra juntos. Sin embargo, Charles decidió regresar a Francia y no llevarse a la novia “porque se había dado cuenta de que ella no era para él”.
Sus dos últimos meses juntos fueron difíciles no solo para ellos sino también para “Carlo”, (mi otro housemate de origen italiano, pero también con nombre inventado) y para mí.
A veces oíamos sus discusiones mientras tratábamos de concentrarnos en la cocción perfecta de la pasta la cual, según Carlo, yo tenía que aprender perfectamente, porque siempre se me pasaba y hacía “pastas para perro”. Otras, Charles salía volado en su motocicleta y se iba con su amigo “Alex” a pasar la noche, mientras nos preguntábamos si Lara también se había ido o si seguía llorando desconsoladamente en su cuarto.
Al cambio
Mientras tanto, los cuatro nos preparábamos para dar un salto en nuestras vidas. Todos nos mudaríamos y comenzaríamos nuevos capítulos en nuestras vidas. Para finalizar nuestro capítulo en el piso de Wandsworth, mi novio y yo organizamos un viaje al sur de Italia, la tierra de Carlo. Al principio, Lara se mostraba curiosa, posiblemente nos acompañaría.
Sin embargo, sería muy difícil para ella, porque sabía que sería su última aventura con Charles, quien ya estaría instalado en Francia y con quien tendría que romper una vez que ya no compartieran el piso.
Un día Lara tomó una decisión definitiva. No iría a Italia con nosotros y no quería saber tampoco si Charles iría o no. Por lo tanto dejamos de hablar del tema en el flat, pero compramos nuestros boletos y organizamos todo para el viaje que al final resultó genial.
Un día Lara tomó una decisión definitiva. No iría a Italia con nosotros y no quería saber tampoco si Charles iría o no. Por lo tanto dejamos de hablar del tema en el flat, pero compramos nuestros boletos y organizamos todo para el viaje que al final resultó genial.
Del amanecer al bikini
Mi novio y yo tuvimos tiempo de relajarnos, de ir de una playa a otra y descubrir los secretos del tacón italiano y los dos mares que lo bañan. Mientras tanto, Carlo y Charles, más unidos que nunca, también disfrutaron de otras bellezas, no siempre tan naturales y al aire libre, pero sí bien prominentes y con distintos rincones y curvas que disfrutar y a veces (aunque pocas por la talla de los bikinis) que descubrir.
Nos preguntamos varias veces qué haríamos con las tantas fotos que sacamos y nos preocupaba Lara y su corazón mallugado al ver las imágenes del viaje que se perdió. Decidimos no poner ninguna fotografía en facebook, la red que los cuatro compartimos y así lo hicimos.
Todo hubiera ido de maravilla. Lara hubiera sabido que fuimos a Italia y que la pasamos bien, si le hubiera respondido antes a su amoroso mensaje. Quizá nos hubiéramos tomado un café y le hubiera explicado que Charles, Carlo y yo simplemente seguimos sus instrucciones y que por eso nunca mencionamos otra vez el viaje.
Mi novio y yo tuvimos tiempo de relajarnos, de ir de una playa a otra y descubrir los secretos del tacón italiano y los dos mares que lo bañan. Mientras tanto, Carlo y Charles, más unidos que nunca, también disfrutaron de otras bellezas, no siempre tan naturales y al aire libre, pero sí bien prominentes y con distintos rincones y curvas que disfrutar y a veces (aunque pocas por la talla de los bikinis) que descubrir.
Nos preguntamos varias veces qué haríamos con las tantas fotos que sacamos y nos preocupaba Lara y su corazón mallugado al ver las imágenes del viaje que se perdió. Decidimos no poner ninguna fotografía en facebook, la red que los cuatro compartimos y así lo hicimos.
Todo hubiera ido de maravilla. Lara hubiera sabido que fuimos a Italia y que la pasamos bien, si le hubiera respondido antes a su amoroso mensaje. Quizá nos hubiéramos tomado un café y le hubiera explicado que Charles, Carlo y yo simplemente seguimos sus instrucciones y que por eso nunca mencionamos otra vez el viaje.
El hubiera no existe
Quizás, hubiera tenido tiempo de pedirle perdón, porque al final, creo que le debimos de haber dicho que Italia nos esperaba a todos, incluido Charles, incluida ella.
Pero no pasó así. Antes de que cantara un gallo, esa misma mañana que vi el mensaje de Lara en Facebook, también vi que las madonas que Charles conoció la playa, se encargaron de poner fotos de los cuatro rodeados de otros tantos italianos e italianas sonrientes y en bikini en facebook y estaban en la primera pantalla del perfil de Charles.
La foto de Lara ya no aparecía junto a lo que me escribió. Su perfil, no estaba en mi lista de amigos, tampoco en la lista de Charles, ni en la lista de Carlo.
La amistad que apenas surgía con Lara así se quebró.
Lara nos borró de Facebook, nos borró a los cuatro de su vida.
Quizás, hubiera tenido tiempo de pedirle perdón, porque al final, creo que le debimos de haber dicho que Italia nos esperaba a todos, incluido Charles, incluida ella.
Pero no pasó así. Antes de que cantara un gallo, esa misma mañana que vi el mensaje de Lara en Facebook, también vi que las madonas que Charles conoció la playa, se encargaron de poner fotos de los cuatro rodeados de otros tantos italianos e italianas sonrientes y en bikini en facebook y estaban en la primera pantalla del perfil de Charles.
La foto de Lara ya no aparecía junto a lo que me escribió. Su perfil, no estaba en mi lista de amigos, tampoco en la lista de Charles, ni en la lista de Carlo.
La amistad que apenas surgía con Lara así se quebró.
Lara nos borró de Facebook, nos borró a los cuatro de su vida.
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